sábado, 5 de febrero de 2011

Déjame entrar (crítica)

En el año 2004 el escritor sueco John Ajvide Lindqvist publicó una novela de vampiros basada en aquella leyenda que dice que un vampiro solo puede entrar en una casa ajena si es invitado por sus habitantes. De esta novela se han hecho dos adaptaciones cinematográficas, una sueca y otra estadounidense.

Ambas películas tratan la historia de un niño que es maltratado por sus compañeros de escuela. La vida de este niño toma un giro un tanto alegre cuando una niña misteriosa y su supuesto padre llegan a vivir al vecindario. Durante la película se revela que la niña es un vampiro y que el adulto que la acompaña es realmente su amante, quien la ha acompañado desde su infancia, matando y recolectando sangre para que ella pueda sobrevivir sin tener que salir a cazar... La historia es inocente y perversa. Es un relato sobre un espiritu decrépito que necesita de un acompañante decadente para mantenerse a flote.

La versión sueca me parece mejor lograda, incluso mejor actuada que la versión americana, la cual no deja de ser una simple repetición de la primer película, con tomas hechas desde distintos ángulos.






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