martes, 5 de junio de 2007

Yo neneo…Tu neneas…Nosotros Neneamos…Ellos nenean…



Caras serias…miradas perdidas…querer alejarse de todo y todos…ojos que parecen sudar…frentes que se arrugan…tristeza transformada en violencia, indiferencia, apatía y similares manifestaciones del sentimentalismo humano…momentos en los que la extinción de nuestra vida pareciera ser la solución a nuestros problemas…momentos en que nos sentimos solos entre las multitudes…momentos en los que nos sentimos en total soledad pero queremos que alguien este junto a nosotros, aunque sea para pegarle o decirle que nos sentimos mal, tal vez un abrazo, una manifestación de que entienden lo que pasamos o tratan de entendernos…porque esperamos que estén junto a nosotros aunque no les demos respuesta alguna a los estímulos que nos dan para dejar de estar en ese estado tan particular…


Nosotros, quienes frecuentamos el pasillo o lo vemos como una extensión de nuestro espacio de relaciones interpersonales, comúnmente (bueno en realidad parece ser que siempre) nos vemos tentados y conquistados por ese estado como consecuencia de los placeres (torturas) propias de aquella jovenzuela que de entre la espuma surgió, Venus, que nos lleva a perdernos en esa sensación…no nos oponemos a su castigador abrazo, buscamos un catalizador para esa sensación, música, imágenes, palabras, cualquier cosa que nos recuerde al motivo de nuestro viaje hacia esa obscura etapa de nuestra mente…¿que sentimos en ese viaje?,¿ que es lo que deseamos de ese viaje?,¿ que nos provoca ese viaje al terminarse?...respuestas que varían según el momento y persona tenemos…pero de igual manera le llamamos a ese cambio que sufrimos…


Decidimos o creemos decidir que a esa tentación nos negaremos y ya no experimentaremos ese estado, que ya suficiente hemos tenido, que controlamos nuestras emociones y no debemos de entrarle a eso nunca más…sin embargo, contra nuestros sentimientos perdemos la heroica justa y a ese estado regresamos sin poder resistirnos, si es que queremos resistirnos… porque al final alimentamos nuestro presente de lo que en nuestro pasado quedo gravado…